Ancestral, vernácula, minimalista y armoniosa. Para muchos, estos conceptos definen la arquitectura de Japón, un país que a lo largo de los años se ha convertido en una gran fuente de inspiración cultural y tecnológica para sociedades alrededor del mundo. Diversas técnicas japonesas han llegado incluso a los rincones más remotos del planeta, ganando terreno en todo tipo de disciplinas, desde la artesanía a la innovación digital. En el ámbito de la arquitectura, la apropiación y reinvención de distintos materiales y sistemas de construcción –como el uso de madera carbonizada en fachadas– es un tema que ha perdurado en el tiempo.
Con más de trescientos años de antigüedad, esta popular técnica se conoce en Japón como Yakisugi, que viene de Yaki, quemado y Sugi, ciprés (también conocida como Shou Sugi Ban en Occidente). Se empleó por primera vez en la isla de Naoshima para tratar la madera utilizada en la construcción de pueblos pesqueros tradicionales, con el objetivo de proteger el material de los efectos dañinos causados por el mar. Originalmente, el proceso consistía en quemar la capa exterior de la madera con fuego. Se unían tres tablas formando un triángulo que se amarraban entre sí y se les prendía fuego por dentro. Después de 10 minutos se abría el paquete y se les aplicaba agua para apagar el fuego. Sin embargo, ahora ha evolucionado a carbonizar las tablas de manera industrializada, con máquinas que queman la cara de las tablas en 10 segundos así, las fibras externas del material reaccionan, de modo que la madera queda inmune a termitas, hongos y otras fuerzas naturales durante décadas. Es cierto que al principio puede sonar extraño: quemar la madera para aumentar su durabilidad. No obstante, ha demostrado ser totalmente cierto, tanto así que el método centenario hoy se considera un recurso codiciado en la industria de la arquitectura.
A continuación, exploramos el proceso de carbonización de la madera, su creciente popularidad en el sector y amplia aplicación en diversas regiones del mundo.
¿Cómo funciona el proceso de carbonización y cuáles son sus ventajas?
La madera se carboniza y después se le efectuarán procesos puntuales, según la terminación que se desee lograr. La versión carbonizada es la más tradicional, que es tal como sale del proceso más un sellador que puede ser al agua o al aceite. La madera que se raspa una vez y se le aplica un sellador negro es otra alternativa que otorga un look más moderno, siempre negro pero sin el carbonizado. Por último está la madera que recibe un doble raspado, que remueve el color negro por completo, dejándola con un look tostado, que es la madera que se aprecia en las casas antiguas de Kyoto.
La madera está formada principalmente por lignina estructural y carbohidratos hemicelulósicos. Cuando se carboniza su superficie, la capa de celulosa se quema y da como resultado un revestimiento de madera resistente a muchos insectos, a la intemperie y a la decoloración, independientemente del tipo de clima. También es muy resistente al agua; como los poros empiezan a encogerse y cerrarse durante el proceso de carbonización, es más difícil que la madera absorba agua. Y por esa misma razón, la madera carbonizada también es, irónicamente, ignífuga. Al quemarla, su capa exterior más blanda se sustituye por una nueva capa de carbono que es estable y duradera, impidiendo que arda rápidamente.
La técnica de quemar la superficie de la madera mejora el rendimiento ante las inclemencias del clima, evita la putrefacción, la descomposición y la infestación de insectos, y hace que la madera sea más resistente al fuego – Satoshi Kimura
Todas estas condiciones hacen que la madera Yakisugi sea extremadamente duradera en diversos contextos y climas. Tal como explica Satoshi Kimura, director de operaciones de la empresa japonesa Japan Yakisugi, esta técnica puede durar entre 80 y 90 años si se mantiene adecuadamente. De hecho, "todavía se pueden ver algunas casas japonesas antiguas con más de 120 años", afirma, mientras el revestimiento tradicional de madera dura, en promedio, entre 20 y 50 años. Además de su durabilidad excepcional, la popularidad de la madera carbonizada se debe también a su belleza orgánica. Una fusión de lo moderno y lo elemental, elegante y con una textura de reptil, el material puede agregar potentes cualidades estéticas a cualquier proyecto.
El arte del Yakisugi y su uso creciente en la arquitectura contemporánea
Uno podría preguntarse por qué una técnica tan antigua recién se está popularizando en el mundo occidental. El arquitecto japonés Terunobu Fujimori fue quien se apropió e innovó sobre el proceso de madera carbonizada, anteriormente utilizado en edificios vernáculos. Su obra dio notoriedad a la técnica, difundiéndola más allá de las fronteras de Japón. Hoy, especialistas como la empresa chilena WoodArch utilizan la técnica en proyectos contemporáneos, reimaginando y otorgando un nuevo valor a la artesanía japonesa. "Representamos a Kyoei Lumber de Japón, la empresa que logró industrializar la técnica, permitiendo así su difusión en todo el mundo. Traemos su madera hecha con cedro japonés, la única madera que ha sido usada por cientos de años y ha pasado la prueba del tiempo. Hemos apreciado un alto interés, ya que muchos arquitectos que saben de madera están entusiasmados por las bondades, su extraordinaria calidad, el look intenso que logra la madera negra al estar expuesta a la luz y por la particularidad de que esta madera dura más de 50 años", afirma Andrés de Solminihac, Managing Partner de WoodArch.
Con cada vez más especialistas en la técnica, este tipo de madera tratada está presente en una gran cantidad de proyectos modernos, todos ellos con usos diferentes, ubicados en diversas regiones y adaptándose a condiciones climáticas cambiantes. Aquí presentaremos algunos de ellos, explorando cómo el material se utiliza como elemento clave en su diseño.
Casa de fin de semana en Kirishima / EAL, Japón
Esta casa de Kirishima, Japón, utiliza tablas de cedro carbonizado como revestimiento exterior. La ténica Yakisugi, realizada a mano, da como resultado un aspecto tradicional y a la vez contemporáneo, generando una llamativa interacción de tonos que se contrastan entre sí mientras evocan profundidad y sofisticación.
Casa Plataforma / studioplusthree, Australia
Esta casa triangular situada en Sídney, Australia, está revestida de madera carbonizada que acentúa la forma del volumen y contrasta con su pálido interior. "Elegimos Shou Sugi Ban para crear un exterior que requiriera poco mantenimiento, pero que también tuviera una pátina y una textura natural que pudiera cambiar muy sutilmente con el tiempo", dice el arquitecto Simon Rochowsky.
Residencia RT / Jacobsen Arquitetura, Brasil
Los principales acabados de esta residencia contemporánea son la madera carbonizada y el mármol travertino. Un exterior oscuro completa la paleta de colores naturales del edificio, complementando el paisaje verde y playero característico del barrio brasileño de Laranjeiras.
Cabin Shangrila / DRAA + Magdalena Besomi, Chile
Ubicada en el bosque nativo de Coihueco, Chile, el interior de esta cabaña de montaña está revestido con tablones de madera de árboles locales, mientras que el exterior utiliza tablones de pino carbonizados.
Sede ASI Reisen / Snøhetta, Austria
Ligeramente carbonizada, la fachada de este edificio de oficinas en Austria es impermeable y duradera sin requerir pintura, además de estar protegida contra los insectos.
Casa de verano Kuku-Ranna / Arhitektuuribüroo Eek & Mutso, Estonia
Esta casa de verano minimalista en Vääna-Jõesuu, Estonia, presenta una fachada de madera con acabado Yakisugi que se mezcla con los troncos de los pinos circundantes. Las elevaciones laterales muestran una textura quemada oscura, mientras que la capa carbonizada de las superficies inclinadas se ha desvanecido parcialmente, dando un color grisáceo.
Burnt Wood Office / STEINMETZDEMEYER, Luxemburgo
Como su nombre indica, la envolvente del edificio de oficinas se reviste con alerce carbonizado, conocido por su resistencia y un característico tono oscuro que llama la atención en el barrio de Bonnevoie, Luxemburgo.
Refugio del Bosque / Uhlik architekti, República Checa
Este refugio forestal se compone de un volumen cerrado, compacto y cubierto con tablas carbonizadas. La madera de los tablones y las vigas procede de árboles caídos en las tierras del propietario, integrando al proyecto perfectamente en el paisaje circundante.
Refugio La Dacha / DRAA, Chile
Ubicado entre bosques nativos con vistas al impresionante complejo volcánico Nevados de Chillán, el refugio de montaña La Dacha utiliza tablas de coníferas carbonizadas in situ, montadas como fachada ventilada que aísla y evita el uso de productos químicos.
Villa Meijendel / VVKH architecten, Países Bajos
En la ciudad holandesa de Wassenaar, justo donde un denso bosque se abre a un valle de dunas, se encuentra Villa Meijendel. Su fachada de color negro cambia según la luz: de noche, es casi invisible contra el borde oscuro del bosque; de día, la superficie brilla con la luz del sol.
Nota do Editor: Este artigo foi publicado em 06 de julho de 2023.